Cada quien tiene su paraíso personal

Una gran nube humo blanco sale disparado de mi boca, se va perdiendo entre la corriente de aire. Mi mirada se encuentra perdida en el gran cielo gris, desde hace varios días que no se despeja, la verdad me agrada.
Reviso mi reloj apenas han pasado cinco minutos ¿para mi? Tal vez pudo haber pasado media hora… hace varios días que llevaba sin fumar, era realmente satisfactorio volver a hacerlo, sentir como todo se vuelve más liviano en todos los sentidos, relajarme un poco y sentir que el mundo me pertenece.

Aun recuerdo la primera vez que me drogue, hace varios meses atrás, empecé solo por querer saber que es lo que se siente, en ese momento parecía ser una buena idea pero todo fue empeorando cada vez quería un poco más…
Trato de regresar a la realidad, bajo mi mirada y la centro al frente donde se encuentra un viejo espejo lo veo con detenimiento mis ojos rojos se encuentran, mi cara se encuentra pálida y mis labios secos.
A lo lejos escucho mi nombre, volteo a mi derecha y ahí lo encuentro.
Nicholas se encuentra corriendo hacia mi dirección, de inmediato siento sus grandes brazos alrededor de mi cuerpo, su pelo se encuentra alborotado y su respiración esta agitada.
- ¿Por qué demonios no contestas mis llamadas?- pregunta apenas soltándome de su abrazo. Vaya jamás lo había visto tan enojado
- Deje mi celular en casa – respondo con un poco de lentitud.
- ¿Qué rayos te pasa?, ¿Por qué te desapareces así? Te puede pasar algo y nadie sabría nada de ti ¿por que no avisas? – dijo gritándome. Tal vez en algo tenía razón pero eso no significaba que tenía el derecho de gritarme.
- Yo puedo cuidarme bien SOLA! no tienes por que venir a sermonearme – respondí gritándole también.
Así permanecimos durante varios minutos hasta que el rompió el silencio.
- Siento haberte gritado – decía mientras tomaba mis manos entre las suyas – es solo que… odio el hecho de que algo te llegue a pasar y más por esa estupidez que estas haciend… -
puse mi mano sobre su boca y no lo deje terminar – tranquilo, se como cuidarme y perdóname a mi también por haberte gritado.
Nick quito mi mano con suavidad y la beso – ¿Cómo quieres que este tranquilo sabiendo que en este estado te pueden hacer cualquier cosa?... por favor déjalo ya! – dijo rogándome.
Mi vista se nubló con lágrimas, no quería que me viera, trate de mirar el suelo - ¿crees que no eh tratado? Es realmente difícil– dije sollozando
-Linda- dijo levantando mi cara con un dedo - yo te ayudare, tranquila – dijo envolviéndome en sus brazos, le respondí apretándome a el lo más que pude, dejando salir mis amargas lagrimas, a el no pareció importarle que mojara su camisa, las limpio con su mano – vamos –me ayudo a levantarme, pero en no pude mantenerme en pie, mi vista se nublo.

Sentía unas grandes punzadas en la cabeza, los parpados me pesaban.
Una mano se paseo por mi rostro y detuvo sus dedos en mi frente, abrí los ojos y lo encontré a él, me sonrió.
Tome su mano y la apreté un poco, mire alrededor y detuve mi mirada en la puerta, esta se abrió y vi a un doctor.
- ¿Cómo se encuentra? – pregunto el doctor.
- Amm… no lo se – respondió Nick con una tímida sonrisa – acaba de despertar, ¿Cómo te sientes ___?
- me duele un poco la cabeza – dije apretando nuevamente la mano de Nick - ¿el sabe… amm que fumo? – pregunte en voz demasiado baja para que no me escuchara el doctor.
- no, no te hicieron análisis de sangre, no lo permití dije que tus padres estaban fuera del país, no te preocupes – dijo serio.
Después de eso el doctor nos dio a conocer que mi desmayo había sido ocasionado por falta de poco alimento, me dio unas hojas donde decía que tipo de alimentos me recomendaba para poder volver a fortalecerme, hecho esto me dio el alta y pudimos irnos.

Me encontraba en la camioneta de Nick, ambos permanecíamos en silencio el aun no había arrancado solo mantenía las manos en el volante, quería hablar esto me estaba matando.
-Vamos háblame… ¿Qué pasa? – pregunte un poco insegura.
Rio melancólicamente, cosa que me dio miedo - ¿Enserio tienes que preguntar que me pasa después de lo que acaba que pasar?
Sabía a que se refería, las lágrimas no tardaron mucho en salir, corrieron por mis mejillas y terminaron en mi cuello – lo siento, es solo que tengo tanto miedo, además no creo poder tener el valor de ir a esas tontas salas con un montón de adictos admitiendo que tengo un problema…
Esta vez fue Nick el que me calló, puso sus manos sobre mi boca hasta que se cercioro de que no iba a hablar más y se empezó a reír tiernamente – Eres una tonta ¿Sabes?, ¿Crees que te dejaría ir sola a esas salas sola? lo más probable es que termines acabándote el café y diciendo incoherencias, ___ eres mi niña y si tienes algún problema yo siempre te voy a ayudar.
En ese momento no sabía que hacer, si decirle que jamás en mi vida terminaría yendo a esas salas llenas de adictos o si decirle cosas más cursis que el propio Nick, así que solo se lo deje a mi cuerpo, me abalancé sobre el y lo apreté a mi cuerpo lo más que pude embriagándome con el dulce aroma de su cabello, todo parecía como si ese pequeño momento se hubiera congelado.
Nick se separo de mi pequeño agarre y mantuvo su frente pegada a la mía con sus manos sobre mi rostro, sonreí tímidamente.
Entonces fue ahí.
En ese mismo instante en que me di cuenta de que Nick hablaba enserio, el siempre había permanecido junto a mí y hacía lo haría siempre y que yo estaría encantada de que así fuera.